Las acciones
y bonos son los activos de confianza de los mercados
Los
activos en los que invierten los agentes de mercados financieros en momentos de
confianza son dos básicamente: las
acciones y los bonos. Suelen comprar las primera pensando en su
valorización de capital y, los otros, creyendo que el emisor (una
compañía o un estado) terminará pagando periódicamente sus intereses y,
luego, le devolverá a su vencimiento la totalidad de su capital.
Es decir, debe confiar en la economía y en la empresa que adquiere, a la que le da un voto de confianza. En cambio, cuando la vende el agente muestra su desconfianza hacia ella. Lo mismo ocurre con los títulos de deuda: cuando cree que es seguro el pago de los cupones, la prima de riesgo baja y su precio sube y viceversa.
Cuando uno va al componente material, tanto los bonos como las acciones no dejan ser papeles impresos que estarán debidamente custodiados en comisiones de valores que le están garantizando su titularidad. Pero por más de que esto ocurra, su valor varía en base al humor de los participantes, que los llevan a costar una fortuna en momentos de euforia y absolutamente nada en tiempos de depresión.
Basta recordar lo que valían los papeles Yahoo! (YHOO) en su época dorada, que la tuvo cuando fue incorporado al S&P500 en los EE.UU.: llegó a superar los 400 dólares con la euforia de la burbuja de Internet en 1999-2000, y tres años después cayó debajo de los 10. Si bien su tenencia estaba resguardada y la titularidad sigue siendo suya, la cotización varió.
Es decir, debe confiar en la economía y en la empresa que adquiere, a la que le da un voto de confianza. En cambio, cuando la vende el agente muestra su desconfianza hacia ella. Lo mismo ocurre con los títulos de deuda: cuando cree que es seguro el pago de los cupones, la prima de riesgo baja y su precio sube y viceversa.
Cuando uno va al componente material, tanto los bonos como las acciones no dejan ser papeles impresos que estarán debidamente custodiados en comisiones de valores que le están garantizando su titularidad. Pero por más de que esto ocurra, su valor varía en base al humor de los participantes, que los llevan a costar una fortuna en momentos de euforia y absolutamente nada en tiempos de depresión.
Basta recordar lo que valían los papeles Yahoo! (YHOO) en su época dorada, que la tuvo cuando fue incorporado al S&P500 en los EE.UU.: llegó a superar los 400 dólares con la euforia de la burbuja de Internet en 1999-2000, y tres años después cayó debajo de los 10. Si bien su tenencia estaba resguardada y la titularidad sigue siendo suya, la cotización varió.
Otro ejemplo de esto es el que ocurrió con los bonos rusos en la crisis de 1998 (efecto Vodka): por más que estaban custodiados, su valor se destruyó por la crisis. Sin embargo, estos títulos recuperaron su precio para costar una fortuna sólo seis años después con la recuperación de económica del país.
Algo similar, ocurrió con México, la Argentina y con muchos otras tantas naciones latinoamericanos en diferentes épocas. Es decir, básicamente los activos que invierten los agentes cuando perciben confianza hacia el futuro son dos: los bonos y las acciones.
Extraído del libro El poder de los mercados, de Roberto Ruarte (editorial Turmalina) y tomado de http://www.saladeinversion.com/
Publicado por Fernando Serrano
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