martes, 31 de enero de 2017

Las casas de cambio venezolanas.

¿Qué tan necesarias son las casas de cambio venezolanas?
 
Martes, 10 de enero de 2017
Econ. Oscar Javier Forero
Tomado de: http://www.aporrea.org
 
Recientemente el Presidente de la República Nicolás Maduro Moros ha anunciado la instalación de un conjunto de casas de cambio del lado venezolano para generar un contrapeso a los casi dos mil operadores cambiarios fronterizos que se encuentran apostados en la ciudad de Cúcuta y que han llegado al extremo de usurpar funciones de soberanía económica y política monetaria de la República Bolivariana de Venezuela.

Esta medida ha generado un amplio debate en la colectividad en general, con especial énfasis en la residente en el estado Táchira, fronterizo con Colombia y que posee en conjunto con el Departamento del Norte de Santander la frontera más dinámica de América Latina y una de las más dinámicas del mundo, si tomamos en cuenta los miles de millones de dólares [1] que producto del flujo comercial formal, informal e ilegal se mueve por este importante corredor geográfico y económico.

El debate en cuestión, parte del hecho (generalmente aceptado por la colectividad) de que la moneda venezolana es afectada de manera arbitraria por las casas de cambio colombianas, quienes día a día, incluyendo fines de semana, días sin actividad bancaria y en el proceso de cierre de frontera, emiten una especie de reporte diario sobre el valor asignado por estos agentes al dólar dentro del territorio venezolano y al peso colombiano, en una jugada que ha resultado casi perfecta, pues aprovechando los bajos precios de los alimentos y los combustibles en territorio venezolano, se ha generado, desde poco antes de 2002 un proceso de dominio y control por parte de grupos paraestatales (en su mayoría paramilitares "desmovilizados" en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez) que han encontrado en la zona fronteriza el espacio ideal para generar ingestas ganancias producto de actividades delictivas como el contrabando de alimentos y de combustibles, estos últimos por cierto, van a suplir los requerimientos no sólo de buena parte del parque automotor neogranadino, sino los requerimientos para la producción de la cocaína, en la aledaña región del Catatumbo, también tomada por grupos paramilitares desde hace cerca de 20 años y que hoy por hoy es una de las principales zonas de producción de hoja de coca del mundo [2].

El accionar de los grupos delictivos los llevó a no solo dominar el mercado del contrabando, sino que también abordaron el mercado financiero: Mientras más depreciado esté el bolívar mayor será la tasa de ganancia, que en el caso del combustible posee un margen de utilidad, al día de hoy, de hasta 171.000 %. Una cifra muy superior a la tasa de retorno de actividades duramente penadas como el narcotráfico o la venta de armas.

De los cerca de dos mil operadores cambiarios fronterizos que según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) funcionan en la ciudad de Cúcuta, una buena parte están dominados por grupos paramilitares, el otro grupo perteneciente a comerciantes de oficio, simplemente debe plegarse a las "directrices" que día a día emana el poder paraestatal con respecto al valor de la moneda venezolana, en un caso único en el mundo de suplantación de funciones de un banco central legalmente constituido y de manera extraterritorial.

La medida de instalar las casas de cambio del lado venezolano, se ha interpretado como "una cucharada de su propia medicina", a la permisividad que presenta el Estado colombiano, de permitir que en una de sus principales ciudades, se ataque de manera sistemática y supremamente perjudicial a la economía de su vecino venezolano, sin que se tomen acciones que pongan freno a este fenómeno delincuencial y anti soberano, no obstante, esta medida busca fortalecer el bolívar pero sin interferir en la soberanía económica y cambiaria colombiana.

Pero: ¿Son realmente necesarias la instalación de casas de cambio en Venezuela?

Antes de ello, es importante mencionar, que históricamente en la frontera entre Venezuela y Colombia ha existido un notable, creciente y pujante intercambio comercial (con especial énfasis en los periodos de expansión económica venezolana). Producto de la nada despreciable renta petrolera, cientos de miles de venezolanos iban e incluso aún van a territorio neogranadino a adquirir desde ropa hasta repuestos y alimentos, también, se hace necesario mencionar, que casi la totalidad del mercado financiero, es decir de tranza de moneda ha funcionado del lado colombiano, al punto que mientras en la ciudad de Cúcuta las casas de cambio se cuentan por miles, en las vecinas San Antonio del Táchira-Ureña no llegaron a funcionar (antes de la prohibición por parte del Estado venezolano) más de 19 establecimientos de este tipo. Ello demuestra el dominio casi absoluto no solo en la transa de la moneda, sino en la colocación del precio de esta, fenómeno que como ya se ha dicho fue aprovechado por los grupos ligados a la economía delictiva.

Tal situación ha generado que el venezolano vea como algo normal el tener que llevar bolívares a Cúcuta para cambiarlos a pesos o incluso para directamente comprar en los establecimientos comerciales en bolívares a la tasa que ellos colocan y bajo las condiciones que ellos determinen. Como resultado: inmensas cantidades de bolívares salen a diario desde territorio venezolano a territorio colombiano, con el agravante que mientras mayor caída presenta el bolívar, mayores son las cantidades de dinero que el venezolano debe llevar a Colombia, dando como resultado una inundación de bolívares en el mercado interno de la ciudad de Cúcuta. Casas de cambio, locales comerciales y demás establecimientos se abarrotan a diario de bolívares venezolanos (Es importante acotar que el grueso del consumo de la ciudad de Cúcuta lo llevan a cabo venezolanos y que recientemente se comenzó a dar un fenómeno conocido como "cambiazo" en el que grupos ligados a la economía delictiva pagan entre 5 y 15% vía transacción electrónica por llevar bolívares en efectivo a Cúcuta).

Ante esta inundación de bolívares y ante la poca circulación de pesos, se presenta un fenómeno de ley de oferta y demanda: Muchos bolívares hacen que el precio de éste sea bajo y pocos pesos hacen que el precio de éste sea alto. Si bien, en la ciudad de Cúcuta se toma en cuenta este fenómeno para determinar el valor de la moneda venezolana, ello no debe interpretarse como una "justificación" al valor cada vez más depreciado del bolívar, puesto que su carácter no deja de ser arbitrario; como ya se dijo, las casas de cambio colombianas no tienen las facultades para ejercer funciones de Banco Central de Venezuela por razones más que obvias, sumado a que el mercado financiero en el Norte de Santander está profundamente distorsionado por factores como el "cambiazo", la inundación nada casual de dólares [3] y la presencia amenazante de grupos armados al margen de la ley.

De igual forma, es perentorio refutar aquella tesis muy repetida en territorio venezolano y en medios de comunicación que esgrime que el precio dado al bolívar es producto del capricho de una persona sentada junto a una computadora. De obtenerse el valor de la moneda venezolana por un simple capricho y no por medio de un mercado de oferta y demanda, el bolívar no habría recuperado de manera drástica su valor cuando el propio Presidente de la República anunció la salida de circulación del billete de 100 bolívares [4], (esta medida que en un inicio fue drástica pero a su vez efectiva hizo que el bolívar comenzara a escasear en Cúcuta, lo cual mejoró su valor).

Debido al dominio histórico del mercado financiero por parte de Colombia, se hace más que necesaria la instalación, progresiva y sistemática de un conjunto de casas de cambio del lado venezolano que vayan poco a poco generando un contrapeso al dominio ya expuesto y a las distorsiones antes mencionadas, para ir, en conjunto con otro tipo de medidas de carácter económico, energético y hasta diplomático, recuperando no solo el valor del bolívar, sino la soberanía financiera y monetaria, algo que jamás debimos dejar perder y que costará mucho esfuerzo recuperar.

Algunas tesis y posturas de actores políticos dan como posible solución el cierre "indefinido" de la frontera o el rompimiento de relaciones comerciales con Colombia, no obstante, ante esas hipotéticas acciones, los flujos comerciales continuaran aún con la frontera cerrada y aún sin relaciones entre ambos gobiernos, pues los lazos económicos, familiares y sociales no desaparecerán nunca de la psiquis de los pueblos fronterizos. Por ello se debe crear una nueva cultura donde el venezolano que desee dirigirse a la ciudad de Cúcuta cambie con total libertad sus bolívares a pesos en territorio nacional y así no seguir alimentando al mercado especulativo norte santandereano y a las mafias que incrementan su poder delictivo.
 
LA TASA DE INTERCAMBIO:

Después del anuncio presidencial surge otra gran interrogante: ¿A qué tasa de cambio funcionaran estas casas?

Es útil recordar que el gobierno nacional mantiene su política cambiaria de dualidad (DIPRO y DICOM) y que de manera paralela funcionan otro conjunto de tasas de cambio (dólar Caracas, dólar Cúcuta, dólar implícito, entre otras) que alteran, en su conjunto, el mercado financiero no solo con el dólar sino con el peso colombiano.

El gobierno nacional, en concordancia con las tasas de cambio establecidas de manera oficial e incluso con el discurso de varios voceros, debería establecer una tasa de cambio en base al dólar DICOM (tal como lo reconoce el Banco de la República de Colombia), es decir con un valor del bolívar calculado al día de hoy martes 10 de enero de 2017 en 4,30 muy por encima de la tasa de cambio establecida en Cúcuta de 0,90 pesos por bolívar, pero en la práctica y siendo sinceros salir a competir a esta tasa es un suicidio, por múltiples razones tanto técnicas como económicas:
1.- Habría una estampida de venezolanos queriendo cruzar la frontera a comprar productos colombianos que dejarían en un par de horas sin liquidez y en la quiebra a las casas de cambio.
2.- Se podría fácilmente generar un "RECADI Fronterizo", con cientos o miles de personas cambiando bolívares a pesos en Venezuela, cambiando esos mismos pesos a bolívares en Cúcuta y viceversa, en una actividad que dejaría cerca de 500% de utilidad por solo caminar unos metros.
 
Es por ello y muchas otras razones, que la tasa de cambio más racional, técnica y económicamente factible para aperturar operaciones, aun estando en la ilegalidad tantas veces denunciada, es la que tienen estimadas las casas de cambio colombianas, con la salvedad que podrían ir efectuando una jugada (muy propia del capitalismo por cierto) de "dumping", donde se ofrezca una mejor tasa de cambio de entre 0,05 y 0,1 puntos por encima a lo estipulado por Cúcuta (al día de hoy entre 0,95 y 1 peso por bolívar), que cumpla dos funciones específicas:
1.- Ser más atractivas para el ciudadano venezolano, es decir quitarle clientela e influencia a las casas de cambio colombianas.
2.- Ir poco a poco subiendo la tasa de cambio hasta equipararla a niveles de tasa DICOM que como anteriormente dijimos sería lo teóricamente lógico.
 
A esta medida de dar apertura a casas de cambio del lado venezolano para abordar lo financiero, se suma un factor esencial que sirve para afectar logística y económicamente el inmenso mercado de la economía delictiva, como lo es la venta de combustibles venezolanos, esta vez no de manera ilegal sino a través de PDVSA y en moneda colombiana, con ello además se lograría obtener los pesos necesarios que alimenten las casas de cambio y las demandas de los compradores venezolanos que se dirijan al vecino país. No es por lo tanto casualidad que el gobierno nacional haya realizado estos anuncios casi de manera seguida.

Sin embargo, en una clara muestra de saboteo y apoyo a la ilegalidad (pero con argumentos soberanos) el gobierno colombiano decidió "por ahora" no permitir la salida de vehículos colombianos a territorio venezolano, bloqueando esta importante acción venezolana y dándole (nuevamente) un espaldarazo a quienes afectan la tranquilidad de 31 millones de venezolanos, motivo por el cual se debe abordar un tercer elemento fundamental en este momento: La presión diplomática y el dialogo binacional.

Econ. Oscar Javier Forero
Economista e Investigador.
@Oscar_forero83
oscarjforero83@hotmail.com
www.economiayrebelion.blogspot.com

NOTAS:
[1] Para 2008, según la CEPAL, este flujo comercial era de 8 mil millones de dólares, para 2016 se estimaba en cerca de 12 mil millones de dólares, de ellos más de 90% los genera la economía sumergida.

[2] Así lo dice el más reciente informe, de julio de 2016, de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el delito (UNODC).

[3] La periodista Madelein García de TELESUR, difundió hace poco un video en el que un operador cambiario fronterizo apostado en la ciudad de Cúcuta reconocía que dos personas estaban permanentemente inyectando millones de dólares a la economía "traídos desde Miami". Esta inyección de dólares afecta al bolívar venezolano por el método de cálculo del bolívar que poseen las casas de cambio.

[4] En tan solo un par de horas el bolívar duplicó su valor y el dólar paralelo presentó su más drástica caída, por lo menos en los últimos 5 años.

martes, 3 de enero de 2017

El capitalismo global a la deriva


El capitalismo global a la deriva
Alertas rojas: señales de implosión en la economía global

Autor: Jorge Beinstein
Fecha: 07/07/2016
Autor: http://www.alainet.org/


A fines de Mayo, durante la reunión del G7 Shinzo Abe, primer ministro de Japón, anunció la proximidad de una gran crisis global1, el comentario más difundido por los medios de comunicación fue que se trataba de un alarmismo exagerado reflejo de la difícil situación de la economía japonesa. De todos modos no faltan los que admiten la existencia de peligros pero en general los atribuyen a los desequilibrios financieros de China, a la recesión en Brasil o a las turbulencias europeas. La situación en los Estados Unidos suele merecer comentarios prudentes distantes de cualquier alarmismo. Sin embargo el centro motor de la última gran crisis global (año 2008) fue la explosión de la burbuja inmobiliaria estadounidense, ahora los expertos no perciben allí burbujas en plena expansión a punto de estallar sino todo lo contrario: actividades financieras, industriales y comerciales estancadas, crecimientos anémicos y otros señales al parecer tranquilizantes que alejan la imagen de algún tipo de euforia descontrolada.
Pero es imposible ignorar la realidad. Los productos financieros derivados constituyen la componente mayoritaria decisiva de la trama especulativa global, solo cinco bancos de los Estados Unidos más el Deutsche Bank han acumulado esos frágiles activos por unos 320 billones (millones de millones) de dólares2 equivalentes a aproximadamente 4,2 veces el Producto Bruto Mundial (año 2015), eso representa el 65 % de la totalidad de productos financieros derivados del planeta registrados en diciembre de 2015 por el Banco de Basilea. Esa hiper-concentración financiera debería ser una señal de alarma y el panorama se agrava cuando constatamos que dicha masa financiera se está desinflando de manera irresistible: en diciembre de 2013 los derivados globales llegaban a unos 710 billones de dólares, apenas dos años después, en diciembre de 2015 el Banco de Basilea registraba 490 billones de dólares… en solo 24 meses se evaporaron 220 billones de dólares, cifra equivalente a unas 2,8 veces el Producto Bruto Global de 2015.

No se trató de un accidente sino del resultado de la interacción perversa, a nivel mundial, entre la especulación financiera y la llamada economía real. Durante un largo período esta última pudo sostener una desaceleración gradual evitando el derrumbe, gracias a la financierización del sistema que permitió a las grandes empresas, los estados y los consumidores de los países ricos endeudarse y así consumir e invertir. La declinación de la dinámica económica de los capitalismos centrales pudo ser ralentizada (aunque no revertida) no solo con negocios financieros, la entrada de más de 200 millones de obreros industriales chinos mal pagados al mercado mundial permitió abastecer con manufacturas baratas a los países ricos y el derrumbe del bloque soviético brindó a Occidente un nuevo espacio colonial: la Unión Europea se amplió hacia el Este, capitales de Europa y de los Estados Unidos extendieron sus negocios.
Así fue como los Estados Unidos y sus socios-vasallos de la OTAN siguieron adelante con los gastos militares y las guerras, enormes capitales acumulados bloqueados por una demanda que crecía cada vez menos pudieron rentabilizarse comprando papeles de deuda o jugando a la bolsa, grandes bancos y mega especuladores inflaron sus activos con complejas operaciones financieras legales e ilegales. Los neoliberales señalaban que se trataba de un “círculo virtuoso” donde las economías real y financiera crecían apoyándose mutuamente, pero la fiesta se fue agotando mientras se reducían las capacidades de pago de los deudores abrumados por el peso de sus obligaciones.

 
La crisis de 2008 fue el punto de inflexión. En diciembre de 1998 los derivados globales llegaban a unos 80 billones de dólares equivalentes a 2,5 veces el Producto Bruto Global de ese año, en diciembre de 2003 alcanzaban los 200 billones de dólares (5,3 veces el PBG) y a mediados de 2008, en plena euforia financiera, saltaron a 680 billones (11 veces el PBG), la recesión de 2009 los hizo caer: para mediados de ese año habían bajado a 590 billones (9,5 veces el PBG). Se había acabado la euforia especulativa y a partir de allí las cifras nominales se estancaron o subieron muy poco reduciendo su importancia respecto del Producto Bruto Global: en diciembre de 2013 rondaban los 710 billones (9,3 veces el PBG) y luego se produjo el gran desinfle: 610 billones en diciembre de 2014 (7,9 veces el PBG) para caer en diciembre de 2015 a 490 billones (6,2 veces el PBG).

El aparente “circulo virtuoso” había mostrado su verdadero rostro: en realidad se trataba de un círculo vicioso donde el parasitismo financiero se había expandido gracias a las dificultades de la economía real a la que drogaba mientras la cargaba de deudas cuya acumulación terminó por enfriar su dinamismo lo que a su vez bloqueó el crecimiento del globo financiero. 

La primera etapa de interacción expansiva anunciaba la segunda de interacción negativa, de enfriamiento mutuo actualmente en curso la que a su vez anuncia la tercera de enfriamiento financiero marchando hacia el colapso y de crecimientos anémicos, estancamientos y recesiones suaves de la economía real acercándose hacia la depresión prolongada, todo ello como parte del probable desinfle entrópico del conjunto del sistema.




La financierización integral de la economía hace que su contracción comprima, reduzca el espacio de desarrollo de la economía real. El peso de las deudas públicas y privadas, la creciente volatilidad de los mercados sometidos al canibalismo especulativo, grandes bancos en la cuerda floja y otros factores negativos ahogan a la estructura productiva.

Por otra parte el sistema global no se reduce a un conjunto de procesos económicos, nos encontramos ante una realidad compleja que incluye una amplia variedad de componentes interrelacionadas (geopolíticas, culturales, militares, institucionales, etc.), eso significa que la crisis puede desencadenarse desde distintas geografías y focos de actividad social. Por ejemplo un hecho político como la decisión del electorado de Gran Bretaña de salir de la Unión Europea pudo haber sido el detonador tal como lo anticipaba George Soros que esperaba un “Viernes negro” seguido por una reacción en cadena de turbulencias fuera de control si el jueves 23 de Junio triunfaba el Brexit3, el desastre no se produjo pero pudo haber ocurrido... aunque el sacudón fue bastante fuerte4.

Podría ser una ola de protestas sociales en Europa más extendida y radicalizada que la ocurrida recientemente en Francia o el derrumbe del Deutsche Bank que acumula papeles volátiles por unos 70 billones de dólares casi equivalentes al Producto Bruto Mundial5. También la economía italiana ofrece su cuota de riesgos, afectada por la degradación acelerada de los bancos acorralados por los impagos de sus deudores que sumaban en marzo de 2016 unos 200 mil millones de euros (equivalentes al 12 % del Producto Bruto italiano)6. Y por supuesto Japón aparece como un importante candidato al derrumbe con una deuda pública de 9 billones de dólares que representa el 220 % de su Producto Bruto Interno, no ha conseguido salir de la deflación y sus exportaciones pierden competitividad7.

Los Estados Unidos centro de la economía global (sobre todo de su hipertrofia financiera) es naturalmente el motor potencial de futuras tormentas globales. Allí se han ido acumulando en los últimos meses las señales recesivas: desde la persistente tendencia a la baja en la producción industrial desde fines de 20148, hasta el ascenso continuo de deudas industriales y comerciales impagas (que ya han alcanzado el nivel de fines de 2008 – aumentaron casi un 140 % entre el último trimestre de 2014 y el primer trimestre de 2016)9, pasando por la caída del conjunto de ventas (mayoristas, minoristas e industriales) al mercado interno desde el último cuatrimestre de 201410 y de las exportaciones desde noviembre del mismo año11.

A ello debemos agregar una deuda pública nacional que sigue aumentando, ya ha superado la barrera de los 19 billones de dólares (casi 106 % del PBI) que sumado a las deudas privadas llega a los 64 billones de dólares (3,5 veces el PBI de 2015)12, y también claras señales de deterioro social como el hecho de que unas 45 millones de personas reciben actualmente ayudas alimentarias por parte del Estado13, la agencia encargada de monitorear los programas alimentarios gubernamentales, FRAC por su sigla en inglés, señalaba en su último informe que “más de 48,1 millones de estadounidenses viven en hogares que luchan contra el hambre”14.



Para un creciente número de expertos, sobre todo los especialistas en temas financieros el interrogante decisivo no es si la crisis se va a producir o no sino cuando va a ocurrir. Para algunos podría tomar la forma de un estallido financiero al estilo de lo ocurrido en 2008 o en anteriores eventos de ese tipo, para otros lo que está por llegar es una gran implosión del sistema.

Caben dos hipótesis extremas, la primera de ellas es que la acumulación de deterioros debería generar tarde o temprano un salto cualitativo devastador, la historia del capitalismo está marcada por una sucesión de crisis de distinta magnitud, mirando al pasado sería razonable suponer un desenlace bajo la forma de hiper crisis.

La segunda hipótesis es que la pérdida de dinamismo del sistema no es un fenómeno pasajero sino una tendencia pesada que obliga a superar la idea de gran turbulencia repentina, de tsunami arrasador e introducir el concepto de “decadencia”, de envejecimiento prolongado, de degradación civilizacional, lo que no excluye las crisis sino que las incorpora a un recorrido descendente donde el sistema se va apagando, desarticulando, caotizando, perdiendo vitalidad, racionalidad.

Larry Summers, ex Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, relanzó recientemente con gran repercusión mediática la teoría del “estancamiento secular” según la cual las grandes potencias tradicionales están ingresando en una era de estancamiento productivo prolongado arrastrando al conjunto del sistema global15, recuperaba de ese modo las ideas de Alvin Hansen expuestas en plena crisis de los años 1930. Por su parte académicos importantes como Robert Gordon16, Tyler Cowen17 o Jan Vijg18 apuntalaban ese punto de vista desde la visión de la ineficacia creciente del cambio tecnológico en términos de crecimiento económico, este último planteando el paralelismo entre la decadencia estadounidense y las del imperio romano y de China en la era de la dinastía Qing (entre mediados del siglo XVII y comienzos del siglo XX). En los años 1970 cuando se iniciaba la larga crisis global que llega hasta nuestros días, Orio Giarini y Henri Loubergé, por entonces en la Universidad de Ginebra, habían elaborado la hipótesis de los “rendimientos decrecientes de la tecnología” a partir del procesamiento de una gran masa de información empírica19, por su parte el historiador Fernand Braudel señalaba que la gran crisis de esa década era el comienzo de una fase cíclica descendente de larga duración20. Desde una visión marxista Roger Dangeville, también en esa época, afirmaba que el capitalismo en tanto sistema global había ingresado en su etapa senil21, yo retomé esa hipótesis desde fines de los años 199022 que más adelante fue asumida por Samir Amin23 y otros autores.

Ahora las señales de alarma se multiplican, desde desajustes financieros graves hasta perturbaciones geopolíticas cargadas de guerras y desestabilizaciones, desde crisis institucionales hasta declinaciones económicas. Los comentaristas occidentales se maravillaban en los años 1990 ante el espectáculo de la implosión de la URSS, es probable que dentro de no mucho tiempo empiecen a horrorizarse ante desastres mucho mayores centrados en Occidente.


Jorge Beinstein es economista argentino, docente de la Universidad de Buenos Aires.
jorgebeinstein@gmail.com

NOTAS:
1Philippe Mesmer, “L’alarmisme de Shinzo Abe surprend le G7”, Le Monde, 26.05.2016.
2Tyler Durden, "Is Deutsche Bank The Next Lehman?", Zero Hedge, http://www.zerohedge.com/news/2015-06-12/deutsche-bank-next-lehman
Michael Snyder, "Financial Armageddon Approaches", INFOWARS, http://www.infowars.com/financial-armageddon-approaches-u-s-banks-have-2...
3Antoine Gara, "George Soros Says Brace For 'Black Friday' If Brexit Vote Succeeds", Forbes,Jun 21, 2016, http://www.forbes.com/sites/antoinegara/2016/06/21/george-soros-says-bra...
4Wolf Richter, "European Banks Get Crushed, Worst 2-Day Plunge Ever, Italian Banks to Get Taxpayer Bailout, Contagion Hits US Banks", Wolf Street, June 27, 2016, http://wolfstreet.com/2016/06/27/european-banks-get-crushed-worst-2-day-...
5Michael T. Snyder, "Will Deutsche Bank Survive This Wave Of Trouble Or Will It Be The Next Lehman Brothers?", Smarter Analyst, May 23, 2016, http://www.smarteranalyst.com/2016/05/23/will-deutsche-bank-survive-this...
6Jeffrey Moore, “Will Italian banks spark another financial crisis?”, Global Risk Insights, March 7, 2016.
7Takashi Naakamichi, "Japan emerges as key victim in fallout from Brexit", Market Watch,June 27, 2016.
8U.S. Board of Governors of the Federal Reserve System, “Industrial Production and Capacity Utilization”.
9Worlf Richter, "Business Loan Delinquencies Spike to Lehman Moment Level", May 19, 2016, http://wolfstreet.com/2016/05/19/delinquencies-of-commercial-industrial-...
10FRED - Federal Reserve Bank of St. Louis, Total Business Sales.
11U.S. Census Bureau, “U.S. International Trade in Goods and Services”.
12FRED - Federal Reserve Bank of St. Louis, All Sectors; Debt Securities and Loans.
13United States Department of Agriculture, Food and Nutricion Service.
14FRAC, Food Research & Action Center, "U.S. Makes Progress Addressing Food Hardship, but One in Six American Households Still Struggle to Put Food on the Table", June 30, 2016, http://frac.org/u-s-makes-progress-addressing-food-hardship-but-one-in-s...
15Laurence. H. Summers, "Reflections on the New Secular Stagnation Hypothesis", Secular Stagnation:Facts, Causes, and Cures, CEPR Press, 2014.
16Robert J. Gordon, “Is US Economic Growth over? Faltering Innovation confronts the six Headwinds”, NBER Working paper series, 18315, August.2012."The turtle’s progress: Secular stagnation meets the headwinds", Secular Stagnation:Facts, Causes, and Cures, CEPR Press, 2014.
17Tyler Cowen, "The Great Stagnation", Dutton, 2011.
18Jan Vijg,"The American Technological Challenge: Stagnation and Decline in the 21st Century", Algora Publishing, 2011.
19Orio Giarini y Henri Loubergé,"La Civilisation technicienne à la dérive.Les rendements décroissants de la technologie", Dunod, Paris, 1979
20Fernand Braudel, “Civilisation matérielle, économie et capitalisme, XVe XVIIIe Siècle”, tome I, Armand Colin, Paris, 1979.
21Roger Dangeville, “Marx-Engels. La crise”, Editions 10/18, Paris 1978
22Jorge Beinstein, “La larga crisis de la economía global”, Corregidor, Buenos Aires, 1999 y “Capitalismo senil. A grande crise da economia global”, Record, Rio de Janeiro, 2001.
23Samir Amin, “Au-delà du capitalisme sénile”, PUF, Paris, 2002. 


Tomado de:
http://www.alainet.org/es/articulo/178662