10 de diciembre de 2025.
Román Lozinski entrevista al economista Asdrúbal Olivero. El trabajo informal como medio de ingreso de los Venezolanos.
En esta reciente entrevista, el economista Asdrúbal Oliveros, director de la consultora económica Ecoanalítica, luego de su entrevista de radio con el periodista Román Lozinski, desvela varias realidades contraintuitivas que explican las paradojas que definen la vida económica del país.
Este artículo resume los cuatro hallazgos impactantes desde el análisis de Asdrúbal Oliveros, los cuales cambiarán nuestra perspectiva sobre la situación economíca que enfrentan los venezolanos
1. El salario ya no es salario: La distorsión Venezolana.
El concepto más fundamental de una relación laboral, el salario, ha sido completamente tergiversado en Venezuela. La mayor parte de la remuneración que recibe un trabajador no es técnicamente "salario", sino una serie de "bonificaciones salariales".
Según Oliveros, esta distorsión es drástica. Para un ingreso mensual de 250 dólares, es muy probable que solo 50 dolares correspondan al salario base, mientras que los otros 200$ restantes se pagan a través de bonos, que no tienen incidencia sobre las prestaciones salariales. Esta práctica surgió como una estrategia de las empresas para sortear la hiperinflación y la rigidez de la ley del trabajo, evitando así la acumulación de "pasivos laborales". El problema es sistémico, al punto que el propio Estado Venezolano, siendo el mayor empleador del país, enfrenta su problema de pasivos pagando principalmente vía bonos.
Como consecuencia, derechos históricos como las prestaciones sociales se desvirtúan, creando un sistema incomprensible para observadores externos y precario para el trabajador.
Esta precarización del ingreso formal es precisamente lo que empuja a una gran parte de la población a buscar alternativas, incluso si eso significa renunciar a toda protección.
"En Venezuela el concepto de salario ha se ha tergiversado y se ha perdido la mayoría hoy de la... es cierto lo que tú mencionas allí nadie vive con eso pero también es cierto que una gran cantidad de venezolanos tiene sueldos muy muy bajitos pero todo lo demás es bonificación esa es la parte difícil que tú para explicar"
Asdrúbal Oliveros
2. ¿Por qué algunos venezolanos NO Tiene un empleo formal?
Aunque suene contradictorio, para un enorme segmento de la población —alrededor del 50% a nivel nacional— la informalidad es una estrategia de supervivencia más racional que un empleo formal.
El argumento económico es simple, el salario promedio del sector privado es apenas un tercio de lo que una familia necesita solo para cubrir su canasta alimentaria, que ronda cerca de los 650 dolares americanos al mes. Ante esta realidad, dedicar ocho horas diarias a un trabajo formal con un sueldo ínfimo no resulta atractivo.
La informalidad, en cambio, ofrece la flexibilidad para realizar múltiples trabajos a la vez, una práctica conocida localmente como "matar un tigre", que define a una persona con la flexibilidad y las habilidades variadas, sin ser experto en nada, pero sabiendo de todo un poco, para resolver lo que surja en el día a día.
Si bien esta estrategia puede resolver las necesidades inmediatas, deja al trabajador en una situación de precariedad absoluta, sin ningún tipo de protección como seguridad social, vacaciones o cobertura por accidentes.
"Bueno mira ¿qué sentido tiene yo dedicar 8 horas 5 o se días a la semana tener un jefe? Ah prefiero trabajar por mi cuenta cero regulación y probablemente insisto en el corto plazo y de hecho está demostrado puedes tener mayores ingresos que un trabajador formal.
Asdrúbal Oliveros
3. El costo mensual de la canasta básica en Venezuela esta alrededor de los 750 dólares americanos.
El costo de una "canasta óptima" para una familia de cuatro miembros en Venezuela asciende a la sorprendente cifra de 750 dólares mensuales.
Es crucial entender qué significa "óptima" en este contexto. No se trata de una canasta de lujos, sino de una que permite a una familia "dormir tranquila", cubriendo gastos esenciales como alimentos, alquiler, colegio, recreación y servicios básicos. Esta cifra pone en cruda perspectiva la realidad del país, donde la canasta de alimentos por sí sola ya consume cerca de $650.
La brecha abismal entre este costo de vida estable y los ingresos reales de la inmensa mayoría revela una profunda fractura social y subraya la mínima porción de la población que puede aspirar a una vida sin angustias económicas.
4. La inflación: El verdadero enemigo de la economía Venezolana.
Para el economista Asdrúbal Oliveros, el mayor obstáculo para cualquier política de bienestar social en Venezuela tiene un nombre claro: la inflación. La describe como la fuerza más "antisocial" y destructiva que existe, capaz de anular cualquier esfuerzo en materia social.
Este fenómeno no es una abstracción; es la fuerza que alimenta directamente las distorsiones analizadas previamente, como la aniquilación del concepto de salario (Punto 1) y la brecha que hace de la informalidad una opción racional para la supervivencia (Punto 2).
La inflación aniquila sistemáticamente el poder adquisitivo de la gente, haciendo que cualquier aumento nominal de sueldos o ayuda gubernamental sea irrelevante en poco tiempo. Este fenómeno agrava otras dimensiones de la crisis social, como la debilidad de los servicios públicos (salud y educación), el colapso del sistema de pensiones y la precariedad del mercado laboral. Para ilustrar la vulnerabilidad de la población, basta un dato: solo el 3% de los venezolanos tiene acceso a un seguro de salud privado.
"La mayor debilidad que tiene cualquier presupuesto o estructura social en Venezuela está ligado al grave problema inflacionario, no hay nada más, no sé si la palabra sea antisocial, pero lo que destruye la capacidad social o el poder adquisitivo de la gente es la inflación".
Asdrúbal Oliveros
Conclusión: Un equilibrio destruido que necesita ser reconstruido.
Estas cuatro realidades pintan el cuadro de una economía fracturada. La distorsión del salario, la lógica de la informalidad como escape, el costo inalcanzable de la estabilidad y el poder destructor de la inflación no son fenómenos aislados, sino piezas interconectadas de un equilibrio social y económico que se ha destruido.